Semblanza del abuelo Salvador... Por William García


LA BARRETERA EN EL YAGUAL

Gral. Salvador Barreto. 
La región cojedeña sirvió de escenario a todos los movimientos y alzamientos militares producidos durante el siglo XIX y principios del XX. Por consiguiente, en este espacio geográfico nace y se forma parte del generalato que protagoniza y lideriza muchos de esos enfrentamientos, que en cierto modo, incidieron en el rumbo de la historia de nuestro país.
Uno de esos hombres aguerridos, es precisamente el general Salvador Barreto, quien viene al mundo un 26 de septiembre de 1874 en la población de Tinaco, siendo el segundo de los doce hijos del matrimonio de Gervasio Barreto Lima y Trina Fernández Lima.
Su infancia y adolescencia transcurren en su pueblo natal con todo el privilegio económico y social que le pudieron brindar sus progenitores, ya que pertenecían a la alta clase social de la época. Sin embargo ese ambiente se ve truncado cuando su familia se ve terriblemente azotada por el flagelo que diezmó drásticamente a la población en las postrimerías del siglo XIX, el paludismo. De los doce hermanos, solamente seis, pudieron llegar a la mayoría de edad, los demás fallecieron a causa de esta horrible endemia. Pese a ello, puede asistir a la Escuela de Varones, donde recibe sus primeras letras.
Luego del fallecimiento de su padre, se ve obligado a trasladarse con su madre y sus hermanos menores a la ciudad de Valencia, donde habitan la casa que años antes había adquirido su padre, específicamente en la Cruz Verde. Allí continúa los estudios superiores, los cuales ve interrumpidos para hacerle frente a las obligaciones que la orfandad le impone, ya su hermano mayor, también había fallecido.
Con la ayuda y el conocimiento de un anciano de nombre José Antonio Rojas y del encargado del hato que había recibido por herencia “La Trinidad”, se dedica a la atención y a la administración de dicha propiedad.
Las circunstancias le hacen abrazar la carrera de las armas.
Los constantes ataques y continuos saqueos que sufría su hato, por parte del gobierno hostil, le hacen unirse a sus familiares y coterráneos, justamente cuando estalla la “Revolución Nacionalista”, tras el famoso “Grito de Queipa”, ocurrido el 2 de marzo de 1898, en la Hacienda Queipa, ubicada al sur de Valencia, y propiedad del tinaquero Evaristo Lima, la cual contaba con ciento cincuenta tablones de caña de azúcar en actividad y quinientas vacas en producción.
Olavaria (1998), nos dice que “Pese al impacto que esta insurrección generó en todo el país, el número de soldados con que se inicia la revolución no llega a doscientos, con el agravante de que” la mitad contaba apenas con anticuadas armas de fuego y pocas municiones, y la otra mitad con lanzas, machetes y algunas que otras escopetas de caza. Sin embargo, a medida que pasaban los días brotaban los partidarios…”.
Entre los muchos que se sumaron al movimiento, se encontraba Salvador Barreto. El Dr. Acevedo en su discurso pronunciado en el 2002, con motivo de conmemorarse el Centenario de la Muerte del Gral. Luis Loreto Lima, nos hace saber que es a Salvador Barreto a quien envían a los hatos barreteros de Cojedes, con la misión de incorporar a la oficialidad y a la tropa a las filas de la revolución. El Dr. Velásquez (1997) nos refiere que los Barreto: “Eran los hombres de mayor prestigio e influencia en los llanos”.
El fiel compatriota, cumpliendo la misión a cabalidad, logra incorporar al movimiento del “Mocho Hernández”, la siguiente oficialidad: del hato “El Caribe”, a Nicasio Barreto; de “El Guamo”, “Gamelotal” y “La Pionía”, a Magdaleno Barreto; de “El Venado”, a Teodoro Barreto; de “El Totumo Barretero”, a Modesto Barreto; de “Las Babas”, a Manuel Claro Barreto, de “Mal paso”, a Luís Loreto Lima, y del hato “La Trinidad”, que era de su propiedad, a un Casa que perteneció al Gral. Salvador Barreto. buen número de soldados. Así la tropa de revolución aumenta a setecientos hombres, además de gran cantidad de caballos, mulas, reses y pertrechos de guerra. Luego de varios combates y extenuantes marchas, el 16 de abril de ese año 98, se produce el encuentro fatal en “La Mata Carmelera”, en la cual, uno de los franco tiradores del movimiento nacionalista, montado sobre uno de los árboles ejecuta el disparo que acaba con la vida del general Joaquín Crespo, comandante de las tropas de gobierno. En esta memorable acción, Salvador Barreto conduce acertadamente la Infantería. Su participación protagónica, tanto en este combate, como en los anteriores, le hizo ganarse varios ascensos, hasta alcanzar el grado de general.
Para el año 1902 se produce otro movimiento revolucionario, conocido en la historia, “La Guerra Libertadora”, encabezado por el banquero Manuel Antonio Matos en contra de Cipriano Castro, quien ordena a su lugar teniente Juan Vicente Gómez, obrar por la región llanera, donde Matos había designado al Gral. Luís Loreto Lima como jefe del movimiento revolucionario. A éste se le suma inmediatamente el Gral. Salvador Barreto, tomando parte activa en dicha insurrección. Clara evidencia de ello, es el informe que presenta Juan Francisco Pérez Arrollo al general Cipriano Castro, donde le expresa, entre otras cosas, que “También la pequeña fuerza que había allí (San Carlos) de guarnición, estaba ese día para Tinaco, con el fin de poner preso a los señores Dr. Luís Sosa Díaz, Jesús María Blanco y Salvador Barreto. En consecuencia, el general Salvador Barreto, decide la propuesta de conciliación, hecha por presidente Castro y, un año después, es nombrado 2do Vicepresidente del Gran Estado Zamora, jurisdicción que abarcaba los actuales estados Barinas, Portuguesa y Cojedes, para ese entonces, tenía como residencia, la casona colonial que aún se mantiene en pie en el cruce de la avenida Bolívar con la calle Miranda. La amistad y confianza que se genera entre estos dos grandes titanes, es tan fuerte, que en la visita dispensada por este dignatario a la población de Tinaco el 9 de junio de 1904, la casa de Salvador Barreto, es la escogida para el almuerzo de la comitiva y así mismo para el hospedaje del Presidente, que pernocta hasta el día siguiente.
Ese mismo año, contrae matrimonio con Dolores Micaela Lima Acevedo, de cuyo enlace nacen nueve hijos, cinco varones y cuatro hembras, que crecerán y se desarrollarán en la Cruz Verde de Valencia, porque la persecución del gobierno gomecista, por parte de Felipe Arcay, Presidente del Estado Cojedes, le hacen ausentarse del hato “La Trinidad”, que venía trabajando con sus hermanos Gervasio y Raimundo. No obstante, en 1909 había sido electo Diputado al Congreso Nacional por el gran Estado Zamora, donde figura como uno de los firmantes de la Constitución de 1909, la cual le devuelve a Cojedes, su definitiva autonomía administrativa. Pero motivado a fuertes discrepancias con el régimen debido a las medidas drásticas empleadas, es que se produce, arremetida contra sus bienes y su familia.
A la muerte del dictador el general Eleazar López Contreras, asume el gobierno e instaura el Congreso. En esa ocasión el general Salvador Barreto, es designado Senador al Congreso de la República, siendo éste el último cargo que ocupa en la administración pública.
Radicado en Valencia, fallece al lado de sus seres queridos, un 2 de mayo de 1965, a la edad de noventa y un años. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio Municipal de Valencia.

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